Somos Cristianos. Estamos aquí, esta mañana, porque tenemos un propósito. Allí afuera hay millones de personas que se encuentran durmiendo, de viaje, perdidas en un mundo que aparenta luz, pero, ¿realmente se dan cuenta ellos de que no conocen la verdadera luz?

Nos podemos percatar que somos relativamente muy pocos aquí, en comparación con las miles y miles de personas que existen en el mundo. Podemos ver como aparentan una vida feliz, donde pueden hacer lo que quieran sin pensar en las consecuencias. Ahora bien hermanos, déjenme decirles que me hace feliz verlos aquí, porque ustedes han entendido que la verdadera luz está aquí, Dios está aquí. Dios nos visita cuando nos encomendamos en su nombre, y nos muestra el sendero que debemos seguir para no caer en la oscuridad que todo el mundo allí afuera vive.

En lo personal me es bastante satisfactorio ver imágenes de la tierra desde el espacio. Me gusta ver cómo es de perfecta la creación de Dios, que cuando la tierra gira da una cara a la luna, y otra al sol, y en una parte del mundo está de noche, y en la otra parte está de día. En lo personal es increíble ver eso.

Ahora bien, aterricemos esto a nuestra perspectiva. Cada uno de nosotros conoce la verdad. Todos estamos aquí porque sabemos que existe un ser Todopoderoso, el cual nos creó y nos ama más allá de nuestra imaginación, Quien no escatimó en entregarse por amor. Él es nuestra razón de estar esta mañana aquí, y ya que conocimos sus mandamientos, nos bautizamos, y se encendió en nosotros aquella luz, aquella luz que Él nos da, esa luz que prende nuestra alma y nos hace diferentes a los demás. Ese es el poder de ser Cristianos, Sus hijos; que nosotros tenemos aquella luz que a las personas que están afuera les falta. No no es porque no puedan, sino porque no quieren, ellos no quieren aceptar esa luz que Dios nos entrega. 

Somos diferentes, somos luz, somos aquel bombillo que se mantiene en un mundo apagado por el pecado. Somos el sol que alumbra parte de la tierra. Y es que eso es lo que debemos ser, porque eso es Dios. 

Juan 8:12. ¿Entendemos eso? El que sigue a Dios va a tener esa luz encendida siempre, y por ningún motivo se va a apagar. Si se apaga, es por nuestro propio pecado, y nuestro propio motivante. Al ser escogidos somos luz, y debemos emanar todo ese brillo al mundo: Mateo 5:14-16. Me gusta muchísimo esta cita bíblica, porque explica muy bien ese deber que nosotros tenemos. Hay una parte que dice “ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud,” un almud es un tipo de caja, entonces eso es lo que nosotros debemos de evitar, porque nosotros mismos somos los que nos ponemos debajo de esa caja, nosotros mismos somos los que nos evitamos emanar esa luz. Y, ¿qué pasa al no emanar esa luz? No estamos mostrando que Dios vive en nosotros.

No nos dejemos mentir. No podemos tener una mano en la luz y otra en las tinieblas. 1 Juan 1:6-7. 

Hechos 13:47. Ahí tenemos nuestro deber: debemos brillar y ser esa luz que emane al mundo para mostrar que Dios vive en nosotros. ¿Estamos siendo aquella luz que debe alumbrar al mundo? Al salir de aquí, que es donde nos ponemos a prueba, mostramos a la oscuridad que somos hijos de Dios. Si en su meditación usted no está siendo esa luz, le recomiendo que entable una conversación con Dios, se autoevalue, y busque aquella razón por la cual usted no está siendo luz, porque de otra manera seremos parte de aquellos que están en las tinieblas, que a pesar de que no se ven, nos ciegan y evitan que veamos el camino trazado por Dios.