En el día a día como cristianos o como personas, nos comportamos a veces con egoísmo, fastidiados de lo que nos rodea o de quienes nos rodean, tal vez con otros comportamientos no expresados aquí, de todo esto podríamos tener menos felices y sonrientes. Una sonrisa puede cambiar un día gris en un día soleado, radiante y hasta con arco iris; no es cuestión de ser demasiado amable, pero sí de ¡ser muy feliz!
Los creyentes tenemos el privilegio de tener a Dios en nuestras vidas, aunque hablando con honestidad a veces pareciera que no, pues hablamos mucho de Dios y poco de lo que realmente es estar en Él.
En alguna ocasión le dije a una hermana muy querida: “cuando estabas en el mundo cargando pecados y desgracias, vivías radiante y ahora que conoces de Dios solo quieres vestir negro o gris”. ¿Qué cambia en nuestra vida para tener esa actitud? ¿No debería un cristiano mas bien estar lleno de felicidad y alegría porque tiene la esperanza más grande del universo, la esperanza que se obtiene de estar con Dios?
Miremos unas palabras que el Señor Jesús nos dice en cuanto a esto, expresadas primero a sus discípulos:
Lucas 5:33-39 Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben? 34 El les dijo: ¿Podéis acaso hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos? 35 Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán. 36 Les dijo también una parábola: Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo y lo pone en un vestido viejo; pues si lo hace, no solamente rompe el nuevo, sino que el remiendo sacado de él no armoniza con el viejo. 37 Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo romperá los odres y se derramará, y los odres se perderán. 38 Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan. 39 Y ninguno que beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor.
Estar en Dios es motivo para regalar una sonrisa. Regala una sonrisa a tu vecino, a tu espos@, a tus hijos, a tus padres, a tu familia en general; muestra cuán radiante y lleno de energía estás, porque estás con el Señor.
Te envío una sonrisa grande, un abrazo gigante y mis mejores deseos para este día.
En Cristo; L. Felipe Torres M.
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