La Predicación del Evangelio

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CategorĆ­a: Estudios BĆ­blicos

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Fecha Publicación: Ago 31, 2022

Buenas noches queridos hermanos.

Voy a hacer una preguntica. Antes de este Ćŗltimo himno, leĆ­amos en la Ćŗltima parte “mantened el faro ardiendo.” Hermano, dĆ­game, usted quĆ© cree que significa “mantener el faro ardiendo.” Dios es esa luz que alumbra en nuestro camino. Y con que fin nos estĆ” alumbrando el camino a nosotros? Para que nosotros alumbremos con esa luz. ĀæCómo vamos a rescatar al perdido? Con esta palabra anunciada vamos a salvar a muchas almas. Y de eso se trata el estudio de hoy.

Predicar el evangelio, eso es algo que hemos aprendido una y otra vez. Eso es lo que nos recuerdan estos himnos, de salir a anunciar el evangelio.

Eso es algo que yo veĆ­a desde hace mucho. HabĆ­an hermanos que me decĆ­an a mi “Ā”salgamos llevando la palabra del evangelio!” dónde estĆ” esa evangelización que la Iglesia de Cristo ha sido comisionada a hacer por todo el mundo?

Yo hermanos soy motivado primeramente porque como advertencia de Dios para mi vida es “no se quede callada. Hay que ir a predicar esta palabra para que ellos tambiĆ©n sean advertidos,” y cuando yo abro esta palabra y comienzo a leer yo tambiĆ©n soy advertido por Dios.

ĀæQuĆ© dice la palabra en 1 Corintios, capĆ­tulo 9? Vamos a leer los versĆ­culos 16 y 17. Primeramente vemos al apóstol Pablo entendiendo Ć©l mismo que ese mismo evangelio que Ć©l aprendió y obedeció se convirtió en una necesidad. JesĆŗs fue el que lo llamó a Ć©l en el camino por medio de una luz, y por medio de esa luz le decĆ­a que necesitaba que fuera a predicar el evangelio. Era una imposición, un mandato para su vida. Entonces cuando llegamos a ese punto en la palabra que dice “ay!,” yo entiendo ese “ay!” como un seguro castigo de parte de Dios, un fuego eterno.

El apóstol Pablo estaba declarando para sĆ­ mismo que si Ć©l no obedecĆ­a su voluntad de la evangelización, ay! de lo que le esperaba. Ese “ay!” puede ser para nosotros. “Ay!” de nosotros si no anunciamos el evangelio. Eso fue lo que me llevó a mi a preparar esta enseƱanza.

Ese mismo “ay!” lo podemos encontrar en otras partes. Es un castigo de juicio del Divino. No son las consecuencias de que mi vida no vaya a ser fortalecida espiritualmente por estar en mi vida secular, es un “ay!” que se estĆ” imponiendo sobre esas personas que no anuncian el evangelio.

El evangelizar es una necesidad realmente de la vida del Cristiano. Por eso, el evangelio tiene que ser algo real en nuestras vidas, algo necesario para nosotros. Tenemos que cumplir una necesidad, una imposición de evangelizar a la comunidad. No podemos incumplir ese mandato de Dios.

Tenemos una comisión que recibieron los discĆ­pulos antes de JesĆŗs ascender al Cielo. Leemos en Mateo 28, versĆ­culo 19 y 20. Y en Marcos capĆ­tulo 16, versĆ­culo 15 y 16. “Id.” Ā”Hay que ir hermanos! No solamente se puede quedar escrito. Tiene que convertirse en acción en nuestras vidas. Hay que obedecer ese mandato porque el que crea sea salvo, y el que no crea serĆ” condenado. NoĆ© pregonó lo mismo, un juicio divino. Por consiguiente los que obedecieron, sólo ocho de ellos se salvaron, como dice en Hebreos 11:7. NoĆ© predicó, y el resto del mundo, como dice ahĆ­, se condenó. ĀæPero quĆ© hizo NoĆ©? cumplió esa voluntad de Dios. Si abrimos en JonĆ”s vamos a ver entonces tambiĆ©n a JonĆ”s, Āæy quĆ© hizo Ć©l? Dice JonĆ”s 1, del verso 2 al 4. Es notable que JonĆ”s no tenĆ­a ninguna buena intención ni voluntad de cumplir el mandato de Dios. ĀæCuĆ”l era la orden a JonĆ”s? De ir a advertir si querĆ­an que Dios los perdonara o los condenara. ĀæQuĆ© estamos haciendo nosotros ante el mandato de ir a predicar el evangelio? Vamos a leer en el capĆ­tulo 3, versĆ­culos 1 al 10.

No importa quiĆ©n crea o no crea. No importa quiĆ©n obedezca o quiĆ©n no obedezca. Decir que “al mundo no le interesa que va a haber un fin, y mucho menos que van a ser condenados.” ĀæQuiĆ©n es el que salva? Dios. ĀæQuiĆ©n es el que condena? Dios. ĀæQuiĆ©n es el que manda? Dios. Yo no puedo sacar la excusa de que “es que como la mayorĆ­a no quiere oĆ­r” y luego no hacerlo. QuiĆ©n sabe si va a haber alguien que nos escuche y finalmente decida obedecer el evangelio. Si nosotros no predicamos, tambiĆ©n vamos a ser condenados por eso, por no anunciar el evangelio.

Romanos 10:10. Habla de Dios siendo un Dios de judíos y griegos, un Dios de todas las naciones. Así considera Dios el caminar de aquellos que anuncian el evangelio de salvación, son hermosos sus pies. No importa quién diga sí o quién diga no. hay que cumplir, porque lo demÔs estÔ en manos de Dios.

No por la dureza de Pablo aquellos que fueron mandados a predicar el evangelio dejaron de hacerlo. Pablo no se imaginaba que Jesús lo mandaría a hacer lo mismo a él. Hechos 9:16. ¿CuÔnto hemos padecido nosotros por predicar el evangelio? QuizÔ no tendremos ese temor de tanto padecer porque no sufriremos como ellos lo hicieron. ¿CuÔl es el miedo a no hacerlo? Ahí es cuando el apóstol, después de empezar a sufrir, comenzó a darle la importancia a ese evangelio. Dice Romanos 1:16-17. ¿En qué se convirtió el evangelio para el apóstol Pablo? En el poder de Dios para salvación de muchos. En eso mismo se debe convertir para mi. Eso necesitan muchos, que esas palabras que salgan de mi boca sean de salvación para sus vidas. Dios en su justicia castigarÔ a aquellos que no obedezcan ese evangelio, pero también salvarÔ a lo que sí lo hagan. No podemos olvidar que sólo por la fe y la obediencia al evangelio es que podemos tener vida eterna.

En todo el tiempo que tenemos como cristianos, tenemos esta comisión. Nadie nos estĆ” contradiciendo ni tenemos una multitud diciĆ©ndonos “cĆ”llense, no los queremos oĆ­r.” No estamos padeciendo, entonces Āæpor quĆ© tenemos miedo? Salmos 2:2-12. ĀæQuiĆ©nes estĆ”n contra Dios? El mismo pueblo de Dios se opuso. Los mismos que decĆ­an creer en Dios se opusieron a su Hijo. Nadie le creyó a JesĆŗs, tampoco nadie le creyó a los que predicaron el evangelio despuĆ©s de JesĆŗs. Por eso aquellos que predicaron el evangelio pidieron fuerza y confianza para poder continuar haciendo su labor.

Hechos 4:23-31. Eso es lo que necesitamos nosotros, valor. Valor de cristianos, de creyentes, para que esa cobardƭa y esa frialdad se aleje de nosotros para salir a predicar el evangelio. Necesitamos orar hermanos. Esto es algo mƔs para incluir en nuestras oraciones, para quitar esa cobardƭa para predicar el evangelio, y ay! de nosotros si no lo hacemos.

Dios los bendiga hermanos.

Edisson Valencia

Nuestro hermano lleva ya un largo tiempo entre nosotros. Ɖl, junto a su familia, ha sido un miembro de la iglesia del SeƱor aquĆ­ en Manizales, apoyando diferentes obras alrededor y predicando el evangelio tambiĆ©n a su hogar. Cómo resultado de su trabajo, hoy su esposa, sus hijos, y los cónyuges de sus hijos, las sobrinas de su esposa son miembros de la iglesia de Cristo en Manizales. Nuestro hermano ha decidido servir en la iglesia como diĆ”cono desde el dĆ­a 13 de febrero 2022.

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