Murmuración: Heb. 3885 lun, לון o lin, לין = «quejarse» (Ex. 16:7); 8519 telunah, תְּלוּנָה = «murmuración, queja, querella» (Ex. 16:8, 9, 12); gr. 1112 gongysmós, γογγυσμός, «murmuración, murmullo», relacionado con el verb. 1111 gongyzo, γογγύζω = «musitar, murmurar, gruñir, decir algo en un tono bajo», término onomatopéyico que representa el significado mediante el sonido de la palabra, como en el correspondiente «murmurar» castellano; indica la actitud de los obreros en la parábola del señor de la viña (Mt. 20:11); de los escribas y fariseos contra Cristo (Lc. 5:30); de los judíos (Jn. 6:41, 43); de los discípulos (Jn. 6:61); del pueblo (Jn. 7:32); de los israelitas (1 Cor. 10:10)[1].
La murmuración fue otro de los problemas que enfrento la iglesia del siglo I. Está se dio, cuando, por el tamaño de la iglesia, las viudas que había entre lo judíos de la diáspora no recibían lo necesario para sus necesidades. Ahora, como lo mencionamos, esto se da por el gran número de los discípulos que tenía la iglesia en Jerusalén.
Según algunos cálculos arriesgados, la iglesia en Jerusalén, que algunos afirman llevaba entre 3 a 5 años, contaba con 25 mil a 30 mil miembros.
Hechos 6.1 En aquellos días, como creciera el número de los discípulos…
Algo que Dios ha condenado, es esto. Notemos incluso como Pablo exhorta a la iglesia en Corinto por esta situación:
1 Corintios 10:10 Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.
Este llamado es serio, a Dios no le ha agradado que su pueblo murmure, ya que la murmuración es una obra de la carne.
Ahora, comprendiendo en cierto modo, más no aceptando lo que es de la carne, la murmuración se produce cuando la iglesia carece de siervos, de hombres entregados a la obra de Dios en la tierra.
Más preocupante es cuando la gente se nos desliza por entre las grietas. Los miembros a menudo tienen necesidades de las que no sabemos o que no llenamos inmediatamente. Como resultado, sus sentimientos pueden ser heridos. A veces la gente se va de la iglesia; se nos desliza por entre las grietas de la desatención. Quizás algunos miembros comienzan a dejar de congregarse (Hebreos 10.25) y nosotros no lo notamos; o si lo notamos, no tratamos inmediatamente de ver si existe un problema. A menudo, cuando decidimos verificar, la espiritualidad de ellos ha decaído hasta el punto que estos miembros ya no pueden ser restaurados. Estas preciosas almas se deslizan por entre las grietas[2].
A pesar de que unos versículos atrás, Lucas mostrara la unidad de la iglesia, la mutua entrega y comunión entre los santos, no deja de comentarnos también el pecado que se da por esta deficiencia. Por lo tanto, el Espíritu Santo les guía a nombrar hombres que puedan dar por terminado esta situación entre los santos.
La murmuración o disensión es veneno en la iglesia.
1 Corintios 3:3 porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?
Gálatas 5:20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
Filipenses 2:3 3Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 14Haced todo sin murmuraciones y contiendas,
1 Pedro 4:9 Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones.
No tenemos mucho detalle al respecto, pero algo que si sabemos es que los cristianos deben solucionar todo conforme a la verdad de Dios sin acudir a la murmuración.
La solución a la murmuración
Cómo ya mencionamos, no hay necesidad de recurrir a la murmuración. Sencillamente consiste en que la iglesia se organice y encargue a hermanos para que las necesidades no satisfechas puedan ser satisfechas. Y así la iglesia agrade a Dios en todo.
Los discípulos convocan a la multitud, y guiados por el Espíritu Santo nombran a siete hombres fieles y honestos, piadosos entre ellos, para encargarlos de esta tarea.
Hechos 6:3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. 4Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. 5Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; 6a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.
Considere: a veces los santos en la iglesia hoy día, en vez de involucrarse y apoyar la obra de Dios, prefieren murmurar. Piensan que con murmurar están agradando a Dios, cuando es todo lo contrario. Las iglesias quieren encargar a sus evangelistas, ancianos, o diáconos con todas las tareas, pero si algo no sale como lo esperaban, recurren a quejarse, a hablar a las espaldas, a murmurar, convirtiéndose así en parte del problema, y no en parte de la solución.
Cuando somos parte de la solución la obra de Dios se promueve más, la iglesia tiene mayor alcance y su crecimiento será una realidad.
Hechos 6.7 Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.
Ocupémonos de hacer la obra de Dios, no la destruyamos por cualquier cosa. Recuerde:
Romanos 14:12 De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.
2 Corintios 5:10 Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
[1] Ropero, A. (2013). MURMURACIÓN, MURMURAR. En A. Ropero Berzosa (Ed.), Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia (2a Edición, p. 1749). Editorial CLIE.
[2] La Verdad para Hoy – Estudios sobre el libro de Hechos, Cuando las cosas se deslizan por entre las grietas – Hechos 6.1-3. http://biblecourses.com/Spanish/sp_lessons/SP_199706_01.pdf
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