Quiero iniciar con una publicación que encontré en las redes sociales en internet, y a raíz de esto quiero entonces que reflexionemos en esta mañana.
“Ya han transcurrido dos semanas desde que has partido. Explícame cómo se vive sin ti, porque eso no lo aprendí. Se me ha parado la vida, y los relojes quieren marcar hacia atrás. Miro tu cama, y como ya no estás, me duele lo más hondo de mi cuerpo y de mi alma. Me da miedo olvidar tantas cosas, me da miedo despertarme cada mañana, y saber que no estás, que te has ido, y que contigo se ha muerto una parte mía. No creo que pueda volver a mirar al cielo ya igual. ¿Cómo se vive sin ti? ¿Sabiendo que ya no estás conmigo? Amor mío, más puro que jamás nadie me va a regalar. Yo sigo esperando que esto sea un mal sueño, y poder despertarme y escucharte de nuevo por la ventana, y poder acariciar tu cara, la cara que jamás olvidaré. Adiós mi Bruno, mi perro, mi hermano, mi amigo.”
La verdad hermanos que esto llama mucho mi atención, porque después de esta publicación en la parte de abajo, estaba la foto del perro, de Bruno, y cuando yo estaba mirando esta publicación, y comencé a leerla uno se imagina según la pasión con la que se escriben estas notas va dirigida de pronto a un hijo, a la mamá, ¡pero no!, iba al perro.
Esto es algo que estamos viviendo hoy en día mucho, y es la idolatría. Esto ya es tendencia en estos últimos tiempos. Cuando veo estas publicaciones, veo cómo la gente distorsiona sus sentimientos y emociones en ciertas cosas, y esto es un ejemplo claro de lo que es la idolatría. 1 Juan 5:21. Vemos que es un verso muy corto, y cuando hablamos de ídolos pensamos inmediatamente en lo que son estas imágenes y esculturas, y lo relacionamos mucho con la iglesia católica, con sus procesiones y estatuas, y aunque eso también lo incluye Juan en este versículo, aquí lo que él nos está advirtiendo es de cuidarnos contra los ídolos del corazón.
Calvino en una frase dijo: el corazón es una máquina para hacer ídolos; porque allí están los ídolos, camuflados, disfrazados, en personas, animales, en cosas. Y, ¿qué es la idolatría? Es el amor y la admiración excesivos que se sienten por una persona o cosa, pero la palabra a la que le quiero poner más detalle es “excesivos.” Ese amor y admiración que está por encima de Dios. Esa idolatría es todo aquello que hace desviar mi atención de Dios, es donde yo coloco todo mi interés, entrega, energías, esfuerzo, tiempo por encima de Él. Para muchas personas eso puede ser el dinero, donde éste les quita el sueño por estar pensando en conseguir más y más; para muchos otros podrían ser las personas, aquí están incluidos los esposos y esposas, el novio, o la novia, los hijos; para muchos otros son los personajes, como un cantante, un artista, una actor; para otros es la tecnología, que incluso se ha vuelto un ídolo; los deportes, el fútbol; los animales, etc La lista podría seguir mucho más larga, porque de cualquier cosa podríamos estar haciendo ídolos.
Personas como estas que publican esta clase de cosas en internet, que están haciendo de sus perros unos ídolos, vemos ya cómo en fotos suben perros ya con sus gorritos, con globos, ya les compran sus ponqués, les toman fotos, los visten como personas, ya tienen nombres de personas, ya no se llaman como antes que era Rocky, Trotsky, Firulais… no, ya es Mateo, Bruno, Lucas… ya son nombres de personas, ya tienen un espacio en la cama, ya en un paseo se deja de invitar un familiar para guardarle el espacio al perro. Perros que salen a la calle, huelen los desechos de otros perros, meten sus trompas en el trasero de otros perros, se lamen sus partes, y después de esto llegan sus dueños y les dan besos.
Hermanos, esta la realidad, es lo que estamos viendo hoy en día, porque ya las parejas modernas, los matrimonios modernos, ya no quieren tener hijos. Ya no quieren tener bebés humanos, sino ya bebés cachorros, y ya le llaman hijos a los perros. Personas que hasta vemos exponiendo sus vidas en crecientes rescatando perros, y no les importa morir por rescatar a un perro, jugando con sus propias vidas para salvar la vida de un perro. Ya no son veterinarias como las conocíamos antes, ya se llaman hospitales o clínicas de atención para animales, ya hay velación para perros, hay que pagar para que a un perro lo entierren… hermanos, y no estoy en contra de los animales, porque muchos podrán pensar eso, pero yo creo que cada cosa debe ir en su lugar, y ese es el problema; el problema no es que me gusten los animales, porque igual lo dice un proverbio, que el justo cuida a su bestia, y esto quiere decir que hay que cuidar a los animales. Si se puede rescatar un animal, se rescata, siempre y cuando no esté en juego mi vida.
El problema es que se están invirtiendo los valores últimamente, y ya se le da más valor a un perro que a un ser humano. Se idolatran hijos, que ahora son como porcelanas de cristal, que no se les puede decir nada; padres encubriendo hijos actuando de manera inadecuada; padres sobreprotectores que no quieren que sus hijos se vayan de sus casas; se idolatran esposos, que ahora tienen en un altar, ya se dicen frases como “sin ti me muero,” “si tú me dejas mi vida se acaba,” y donde los novios y novias se dejan, entonces se deprimen, se enferman, llegan al punto hasta de suicidarse, todo ya por una persona; jóvenes que conocen nuevas personas e inclusive cambian su manera de vestir, sus principios, empiezan a ir al gimnasio, y llegan al punto de hacerse cirugías con el punto de retener a sus parejas; ya hasta dejan de congregarse porque ahora las parejas son el sol, y ellos son los planetas orbitando alrededor de él, se les acabó la vida; se idolatran cantantes, y ya no les importa jugarse la vida en colas, tumultos y aglomeraciones por ver a una persona impartiendo un mensaje en ocasiones destructivo; vemos a personas que se matan por equipos de fútbol; y hasta con la tecnología, tenemos la osadía de regresarnos del trabajo después de caminar muchas cuadras porque dejamos el teléfono en la casa, nos sentimos incompletos, y ya nos genera ansiedad el no tener un aparato de estos, la televisión, etc., todo esto que le está robando el puesto que le corresponde a Dios.
Esto pasa porque fuimos creados para adorar, esa es nuestra naturaleza, nuestra esencia, pero nuestra adoración debe estar dirigida solamente a Dios, porque cuando quitamos la mirada de Dios, y dejamos de adorarlo es cuando comenzamos a adorar todas estas cosas. Examinemonos hermanos, busquemos los ídolos que tenemos en el corazón, sea un esposo, el celular, un equipo de fútbol,etc., revisemos qué es eso que está tomando el lugar de Dios en el corazón, porque, hermanos, del amor a la idolatría hay una línea muy delgada casi imperceptible, y nosotros muchas veces creemos que estamos detrás de la línea, pero no, fijémonos que tal vez no es que estemos al otro lado de la línea, y debemos tener mucho cuidado de no cruzarla. Dios es muy celoso con el pecado de la idolatría, y nos lo dice en Mateo 22:37-38. Parece que para muchos no es el primer mandamiento, porque ya hemos colocado todos estos ídolos, entonces hermanos, que Dios sea el único motivo de nuestra adoración, que Él sea el único motivo de nuestros pensamientos, de nuestras energías, de nuestras fuerzas, de todo nuestro tiempo. Que Él sea el único que nos quite el sueño. Recordemos como lo dice Romanos 8:39, “ni lo alto, ni lo profundo ––ni esposo, ni esposa, ni hijos, ni hijas, ni perros, ni personajes, ni cantantes, ni celulares––, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor Nuestro.”
Por: Paulo Arias
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