Autor: Luis Felipe Torres Muñoz
Resumen
Cuando el creyente entiende correctamente lo que significa prosperar espiritualmente, puede encontrar lo positivo frente a los desafíos diarios de la vida, encontrar aprendizaje, sabiduría en las privaciones, pobrezas y persecuciones que se tengan por causa de hacer la voluntad de Dios.
El termino “todo” es un absoluto, no relativo o condicionado, es “todo lo que hace” al ser hijo de Dios, creyente ferviente en su voluntad, prosperará.
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Y todo lo que hace, prosperará
No estamos hablando de una prosperidad material, humana, como la que desea cualquier persona materialista. La enseñanza del salmista tiene sentido y aplicación espiritual, aunque un hombre guiado por Dios y con un corazón prospero en su voluntad, será también un buen administrador de bienes materiales y no sucumbirá frente al deseo de colocar su corazón en estas cosas efímeras.
En la escritura encontramos el caso de un hombre prospero materialmente, pero pobre espiritualmente:
Luc 18:22-23 22Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. 23Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
Tenía ante sus ojos al Creador del universo, al dueño de la plata y el oro, pero su corazón endurecido no le permitió ver esto.
El hombre bienaventurado, del cual habla el salmista, es un hombre que, al deleitarse en el consejo de Dios y no andar en el camino de los pecadores, le hace ser alguien especial para Dios, y que mejor prosperidad que esta, donde Dios honre a su siervo por hacer su voluntad.
Jua 12:26 Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.
Ahora, el Señor Jesús dice lo siguiente:
Mat 5:12 Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros.
Es definitiva, concisa y directa, la promesa dada por Dios, el Señor Jesús, es para todo aquel que escucha, cree, se aparta de lo malo, sigue lo bueno y obedece a la justicia de Dios. La prosperidad espiritual será su constante, y el galardón eterno su premio.
¿Desea usted esta clase de prosperidad?
¡Dios nos bendiga!
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