En una era definida por la presión cultural hacia la apariencia externa, el éxito cuantificable y la autosuficiencia, la Sagrada Escritura eleva un estandarte radicalmente diferente para definir la identidad femenina: el concepto de la “Mujer del Reino”.
Mientras el mundo contemporáneo aplaude el agotamiento bajo la máscara de la “supermujer”, la Palabra de Dios nos redirige hacia un valor que no se marchita y una fortaleza cuya fuente es trascendente.
Tenemos el privilegio de presentar dos lecciones fundamentales que exploran este llamado divino, expuestas con profunda claridad doctrinal por nuestro hermano Luis Felipe Torres M., Anciano de la iglesia del Señor en Manizales. Estos materiales son recursos esenciales para la edificación personal y colectiva.
Lección 01: Una Mujer de VALOR
El estudio inicia demoliendo el fundamento equivocado del valor humano para establecer el único cimiento sólido: el temor de Jehová. Esta lección demuestra que, más allá del encanto engañoso o la belleza vana, la verdadera alabanza pertenece a la mujer que reverencia a Dios.
Este temor reverente es el principio de la sabiduría y la fuente de un carácter práctico y tangible: una mujer de confianza, fuerza e industria , que habla con sabiduría y extiende su mano al necesitado. Crucialmente, este estudio desarma la trampa del orgullo y la autosuficiencia , enseñando que la verdadera fortaleza reside en la dependencia humilde de Dios como nuestro máximo Ayudador y en la sabiduría para aceptar la colaboración que Él provee. No estamos llamadas a ser perfectas, sino a ser Suyas.
Lección 02: Una Mujer de ESPERANZA
La segunda lección profundiza en el adorno que Dios mismo estima: no el externo, sino el interno, el del corazón. En contraste directo con la ansiedad, el miedo o la frustración que esclavizan al mundo , la mujer de esperanza es aquella que, como las santas mujeres de la antigüedad, “esperaban en Dios”.
Esta esperanza se define como un reposo activo en la fidelidad y las promesas del Señor. Ella cultiva el “incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible” , edifica su hogar sobre la roca de la fe (como Ana), y se proyecta a la eternidad. Su mirada está puesta en lo celestial , permitiéndole, como la mujer de Proverbios, vestirse de fuerza y honor, y reírse de lo por venir, pues su confianza absoluta está en el Señor.
Ponemos a su disposición el material completo de estas dos enseñanzas en formato PDF para su estudio y meditación.




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