Jehová es mi Amparo & Fortaleza

Fecha Publicación: Oct 13, 2022

Los salmos tienen lecturas muy especiales, como toda la Biblia. Casi a la mayoría de la gente le gustan los salmos, mucha gente que no practica ninguna religión, ningún credo, le gusta leer salmos, o como la mayoría de hogares en Colombia, tienen una Biblia abierta en el Salmo 91, o en el Salmo 23, y la tienen como si fuera un amuleto, una cortina, o una puerta que atajara la entrada del maligno, las malas influencias, y todas esas cosas, pero la Biblia no es para eso. La palabra de Dios es para aplicarla a nuestras vidas, no es un hechizo, un amuleto, ni nada por el estilo, sino la enseñanza De Dios a nosotros para que aprendamos a vivir santa y piadosamente delante de Él.

Salmo 46:1-3. La pregunta para nosotros, y todo el pueblo Cristiano: ¿es el Señor su amparo y fortaleza? Si eso es así, no tenemos por qué desfallecer, no tenemos por qué flaquear, no tenemos por qué tener miedo ante ninguna cosa, no tenemos por qué tener temor ante cualquier manifestación de la naturaleza, ante cualquier situación difícil, porque Dios es nuestro amparo y fortaleza. El salmista dice muy claro “por tanto no temeremos aunque la tierra sea removida.” Nosotros somos el pueblo De Dios y tenemos que ser fuertes, esforzarnos, y ser valientes como lo dijo el Señor Jehová a Josué.

Dios es nuestro amparo y fortaleza porque Él siempre está con nosotros. ¿Cuándo nos ha abandonado a nosotros el Señor? Nunca. ¿Cuántas veces lo hemos abandonado nosotros a Él? Muchas. ¿Cuándo nos ha fallado Él a nosotros? nunca. ¿Cuántas veces nosotros le hemos fallado a Él? Muchas. Porque no hemos creído, y porque no nos hemos convencido de que Él es nuestra fortaleza. Pero es necesario que nosotros obremos en fe, que creamos, que estemos convencidos de que Él es nuestro amparo y fortaleza en dondequiera que estemos por difícil que sea la situación, sabemos que Él está con nosotros, que Él no nos dejará padecer más de lo que nosotros podamos resistir.

“Aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza,” este es un pasaje bíblico que nos lleva a la confianza, a la fe en el poder de la benevolencia De Dios. Es pues necesario apropiarnos de esta confianza para actuar con y en fe, con la fe que nos lleve a estar plenamente seguros en que Dios lo hará. Esto también implica que asimismo tenemos que actuar con responsabilidad, prudencia, y cautela. ¿Por qué digo eso? Porque mucha gente, y en muchos grupos religiosos que se suelen llamar “cristianos,” o “evangélicos,” o cómo se quieran denominar, dicen “es que el Señor es el que me cuida y me guarda”, y no le ponen cuidado a nada. O como la señora que dejó la casa cerrada y dice “Señor, ahí queda mi casa. Cuídemela,” porque el pastor le dijo que el Señor cuida de todo lo de nosotros –la palabra De Dios dice que Él cuidará de mí, y que Él no nos dejará, pero nosotros también tenemos que poner de nuestra parte– y cuando llegó a la iglesia el pastor dijo “el Señor está aquí,” entonces le dejó la casa sola.

Nosotros tenemos que tener esa convicción, pero tenemos que tener la responsabilidad de cuidar lo nuestro. “No, yo dejo las cosas en cualquier parte. El Señor las cuida.” “Yo me meto por cualquier camino. El Señor me cuida.” Es verdad, el Señor cuida de nosotros, pero nosotros no podemos tentar a Dios. ¡Dios no puede ser tentado! Y nosotros no podemos caer en ese error de hacer las cosas así. Tenemos que tener responsabilidad, prudencia, cautela. Las promesas De Dios hay que tomarlas con seriedad y prudencia, y no a la ligera, a que “pase lo que pase, yo no me cuido, ni tomo ninguna precaución de las cosas. Dios es el cuida, el que hace, y el que lo ve todo.” No podemos hacer esto, porque el que actúa y piensa así es falto de sabiduría y entendimiento, y nosotros tenemos sabiduría y entendimiento De Dios. Nosotros tenemos que ser una iglesia responsable, hombres y mujeres responsables, gente madura espiritualmente delante De Dios. El que así hace no actúa en fe ni en prudencia, sino que quiere tentar a Dios, ponerlo a prueba, faltarle al respeto a Dios, porque Él no puede ser tentado. Nosotros tenemos que ser prudentes, creer en fe, porque sin fe es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6).

Nosotros tenemos fe que Dios cuida de nosotros, le creemos, lo sabemos, y cada día tenemos las pruebas y evidencias de que Él cuida de nosotros, porque salimos de nuestro hogar al trabajo, y volvemos con bien; vamos a la reunión y volvemos a casa, y volvemos con bien. Hasta hoy nada nos ha faltado, nada nos ha pasado, Él ha cuidado de nosotros como la niña de sus ojos. Entonces nosotros también hemos tenido que ser sabios y prudentes.

¿Por qué en mundo suceden tantas catástrofes? Por el mal corazón del hombre, por sus malas decisiones, y por sus imprudencias. Los accidentes suceden la mayoría de veces por la imprudencia. Es necesario que nosotros tomemos medidas al respecto y hagamos las cosas bien delante De Dios.

Estos son algunos textos que nos hablan acerca de la fortaleza que es Dios para nosotros:

  • Salmo 62:1-2. “Él solamente es mi roca y mi salvación.” Por lo tanto nosotros, si tenemos ese Dios tan grande, bueno, y misericordioso con nosotros, no tenemos por qué llenarnos de miedo o temores por cualquier cosa, porque el mundo teme por todo.

  • Jeremías 10:2. La gente le tiene miedo a un invierno, a un terremoto, a un huracán, a una pandemia… hay personas que a todo le tienen miedo, hasta a un gusano de guayaba. Pero no le tienen temor a Dios. Nosotros le tememos a Dios, lo respetamos, y sabemos que todas las manifestaciones que hay a nuestro alrededor suceden por la voluntad De Dios, y lo único que nosotros tenemos que hacer es darle gracias a Dios que se haga Su voluntad. Si este mundo se mueve cuando tiembla, a mi me parece algo tan especial y pienso en mí “gracias a Dios, es el único que mueve este globo terráqueo, y el hombre por ‘sabio’ y ‘poderoso’ que se haga llamar, no es capaz de decirle a la tierra que se mueva.” Dios es el único que tiene ese poder, y nosotros no tengamos miedo, porque la gente se da golpes de pecho cuando hay un evento natural o sobrenatural, y ahí sí se arrodillan y hablan De Dios, y le invocan; eso es miedo, y a Dios no le agrada eso del miedo. Tenemos que temerle a Dios sea que haya desastre, o estemos en la mejor época de nuestra vida; darle gracias a Dios por todo, porque esa es Su voluntad.

  • Salmo 62:5-7. “No resbalaré,” porque Él es nuestra fortaleza y refugio. “En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.” ¿Dónde nos vamos a refugiar nosotros cuando llegue la adversidad, la tribulación, el problema, la dificultad, la enfermedad, la escasez, etc.? No nos vamos a refugiar en el psicólogo, en el doctor, ni en ninguna de estas personas… nos vamos a refugiar en Dios, si usted y yo creemos que Él es nuestro amparo y fortaleza. Si no lo creemos como la gente del mundo, que sólo a lo último dicen “Dios mío, ayúdame,” cuando ya ninguno de los recursos humanos han alcanzado ni es han ayudado en nada. Primero hay que ir a Dios, y eso no quiere decir que usted y yo no podemos usar la ciencia médica, o el consejo psicológico, ¡claro que sí! Pero tenemos que primero pedirle al Señor que nos mande una persona idónea, que Él actúe por medio de alguien que sepa, y que nos pueda ayudar.

    Dios siempre nos protege y nos sustenta.

  • Salmo 105:40-41. Este pasaje habla acerca del pueblo de Israel. Cuando Israel fue sacado de la esclavitud de Egipto, llevado al desierto (Éxodo 16-17), y dice que el pueblo murmuró contra Moisés y contra Jehová porque no tenían carne ni comida, y que Dios mandó codornices, y maná, y que luego Jehová estaba delante de Moisés cuando él golpeó la peña, y que corrieron aguas como ríos, y les sació el hambre y la sed, los refugió, y no les faltó nada a pesar de que ellos no iban con humildad sino murmurando. Jehová Dios se apiadó de ellos. Dios nunca nos ha abandonado, por eso Él es nuestro amparo y fortaleza. Dios siempre nos socorre. Él no nos dejará ser tentados más de lo que podemos resistir (1 Corintios 10:13).

  • Habacuc 3:16-19. Este pasaje está hablando del asedio a Israel. Él estaba seguro de Jehová no lo abandonaría. Eso tiene que pasar en usted, en mí, y en todo Cristiano, en todo hombre y mujer sobre la faz de la tierra que invoque de corazón el nombre del Señor. Habrán dificultades, problemas, momentos difíciles; los han habido, los hay, y los habrán, pero el Señor Jehová no abandonó a Israel, su pueblo, ni nos abandona a nosotros hoy como sus hijos, como Cristianos, como pueblo Suyo, ni abandonará a los Cristianos mientras estemos o estén sobre esta tierra los que queden después de nosotros. Nosotros pasaremos, pero seguirán los jóvenes, los que tienen que tomar las banderas del evangelio y seguir, el Señor tampoco los dejará. Siempre los sostendrá con la diestra de su justicia.

    Es pues necesaria la fe para recibir los favores de Dios.

  • Romanos 1:17. El justo por fe vivirá. Si usted tiene fe, convicción, agrada al Señor, le sirve, y está plenamente seguro en su forma de vivir delante de Él, con esa fe vivirá. En este texto, al igual que los otros que hemos visto, que siguen y seguirán presentes en la vida de todo Cristiano, porque el Dios de Abraham, Isaac, y Jacob, es el mismo ayer, hoy, mañana, y por los siglos. En Él no hay mudanza, ni sombra de variación. Dios es el mismo, y lo que Él le prometió al pueblo en el primer siglo se lo cumplió, y lo que Él nos ha prometido hasta el final del siglo Él lo cumplirá.

    El Señor siempre es nuestro amparo y fortaleza, tanto en nuestra vida espiritual, como en nuestra vida material.

  • Juan 6:35. Jesús le está hablando a nuestro corazón. Él no está hablando que es un pan de trigo, o de la tienda, ¡Él es el pan de vida! El pan espiritual. Siempre estará ahí para ayudarnos, sustentarnos, cuidarnos, fortalecernos, y bendecirnos. No se atreva, hermano amado, en lo más mínimo a dudar de la benevolencia De Dios. Cuando enfrentamos dificultades, Dios no nos ha abandonado, simplemente es una etapa más de mi vida que debo quemar, simplemente es un suceso más que me toca vivir, y como está escrito, debajo del sol a buenos y malos, y a justos e injustos, les pasa lo mismo. Simplemente digamos, como a mí me gusta decir, “de cosas peores me ha levantado el Señor. Si esto me pasó ahora, mañana estaré en otra cosa mejor.” Dios no nos desampara.

  • Mateo 11:28. Vengamos a Dios. Siempre que tengamos dificultad, angustias, tristezas, o problemas de cualquier índole, espiritual, laboral, familiar, etc., o cualquier situación de la cual digamos que no somos capaces de manejar, vengamos a Él, que Él no nos abandonará. Por eso Él dice “venid a mí,” a todos los que estén cargados de pecado, de las cosas de la vida. Nosotros podemos ir, ya fuimos con estas, pero podemos ir con las cosas que nos rodean, Él también nos ayudará, porque nosotros hemos aprendido a través de la palabra que el Señor Jesús vino a predicar el Reino De Dios, pero también vino e hizo mucha obra social. No se dedicó solamente a sanar los enfermos, o a hablar del Reino, sino que alimentó a hambrientos, resucitó muertos… porque el Reino y la gracia De Dios es integral, espiritual y material. El Señor a todos nos ha ayudado, y el 98% de nosotros hemos tenido todo, Dios nos ha dado vida espiritual y material. No habemos entre nosotros ninguno que ande desorganizado, porque todos estamos cuerdos y bien, porque el Señor nos ha sustentado, unos cuantos se encuentran quebrantados de salud, pero el Señor los levantará.

  • Hebreos 10:31; 12:29, 6. Dios también nos castiga como a hijos. Nosotros hemos sido recibidos por hijos, hemos sido adoptados en el Reino, y recibidos a misericordia, entonces también, cuando nos equivocamos, Él nos llama la atención, y nos corrige, porque Él no quiere que nos vayamos para donde queramos, sino que andemos en una misma línea, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumidor de la fe. Puestos nuestros ojos en las cosas de arriba, aunque nuestros pies están aquí, puestos sobre este globo terráqueo. Él también ahí nos ampara y nos fortalece al corregirnos y amonestarnos para que no nos apartemos de Él ni a diestra ni a siniestra.

  • Salmo 46:7; 128:1-2 / Juan 14:27. Dios nos da la paz.

¿Usted cree que el Señor es su amparo y su fortaleza? Entonces no se turbe su corazón, ni tenga miedo. Tengamos confianza en Dios, plena seguridad en Él, arraiguémonos más en Él, sigámoslo más, busquémoslo más. Hebreos 13:6. Isaías 41:13. Dejemos esos miedos, y pánicos que a veces nos dan, dejemos esas angustias, y esa zozobra, e indecisiones que a veces no acechan y nos ponen a titubear, y a dudar. “No temas, yo te ayudo,” dice el Señor. Jehová es mi amparo y mi fortaleza.

Por: Juan Cifuentes

Natalia Restrepo

Nací y crecí dentro de la iglesia de Cristo en Manizales, y luego de vivir por varios años en Estados Unidos regresé con el ánimo de ser de ayuda y apoyo en la obra, no solo en Manizales, sino en todo Colombia. Tengo un deseo firme de continuar creciendo en la fe y ayudar a muchos otros en su caminar con Dios, con honestidad, valentía, y amor, siendo una buena administradora de mis talentos, y aún más, de Su gracia.

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