INTRODUCCIÓN. En la antigüedad un emperador pagano le dice irónicamente a un cristiano: “Muéstrame a Dios y creeré en Él”. El cristiano le responde: “Lo verás con tus ojos con una condición; debes mirar el sol durante un minuto”. El emperador miró hacia el sol, pero inmediatamente tuvo que bajar la vista. Entonces el cristiano le dice: “no puedes mirar el sol que es una creación insignificante de Dios durante un minuto, y sin embargo deseas ver a aquel que le da el resplandor a las estrellas”. ¡Qué difícil le resulta al intelecto humano el tema de la fe!
¿Podemos ver a Dios? La Biblia dice que nadie le ha visto jamás (1 Timoteo 6:16), pero le podemos conocer, podemos tener su presencia. ¿Cómo? por medio de su Hijo; de acuerdo al evangelio de Juan 1:18. El Verbo es Dios expresado, tenemos la presencia de Dios por medio de Su Hijo. ¿Cómo le ha dado a conocer?
- POR MEDIO DE LA CREACIÓN. Colosenses 1:16. El universo gira en torno a Cristo. La ley de la gravedad (establecida por Él desde Génesis) nos mantiene con los pies en la tierra, pero es Él, el que nos mantiene vivos, el que nos sustenta, es únicamente Él, el que nos da Vida. La presencia de Dios está en todas partes, está en todo el universo y el hombre la puede comprobar por medio de los cinco sentidos, así diga ser ateo; es lo que nos dice Pablo en el libro de los Romanos 1:18-20. El incrédulo puede decir: ¡Qué día tan hermoso! ¿quién lo hace hermoso?. Puede expresar: ¡Qué perfección de flor! ¿quién la hizo perfecta?. Puede preguntarse: ¿cómo es que vinieron a existir los diferentes colores? ¿cómo y en qué momento entra el espíritu en el ser humano? ¿por qué la cebra tiene esas rayas tan regulares? ¿por qué cada flor tiene un color diferente?. La única respuesta posible es: Dios; esas son las huellas de Dios por todo el mundo. Todas estas son manifestaciones externas de Dios. En la naturaleza vemos las huellas digitales de Dios. El hombre inventó el radar, pero lo aprendió del murciélago, ¿quién hizo al murciélago?. Tenemos estupendos aparatos ópticos, pero ¿cuál supera al ojo humano?. Algunos peces ponen sus huevos en los fiordos de Noruega, y de estos procede una nueva generación que de “algún modo” encuentran un camino a través del océano hacia el mar caribe navegando miles de kilómetros. Cuando llega para ellos la época de desovar, regresan exactamente a los mismos fiordos. Un hombre debe pasar muchos años aprendiendo a navegar para ser capitán de un barco y viajar a través de los mares. ¿Quién le enseñó a viajar a estos peces?. Es cierto que no podemos ver a Dios, pero parte de su poder invisible puede notarse si miramos cuidadosamente las cosas creadas por Él. Ellas nos dicen que Dios es un poderoso gobernante y un gran artista. El Invisible, se hace visible por medio de la creación, porque nos ama y la quiere compartir con cada uno de nosotros.
- POR MEDIO DE SU PALABRA. Desde siempre el hombre ha querido ver a Dios, inclusive sus discípulos en cierta ocasión le pidieron que se los mostrara (Juan 14:8-10). Aquí no está diciendo que el Padre es físicamente igual a Él. Se está refiriendo a la presencia de Dios. Jesucristo es la perfecta revelación (representación) del Padre. El Dios Unigénito se hizo carne y habitó entre nosotros; esa presencia de Dios en nuestras vidas es la que debemos ver. Para ver a Dios, tanto Felipe como nosotros debemos creer y practicar sus palabras (versículo 10). Esa presencia la tengo por medio de obedecer Su Palabra. La presencia de Dios está en Su Palabra. Juan 17:17 Es a través de Su Palabra que tengo Su presencia. La Palabra debe abundar en mí, debo ser saturado de Ella. Colosenses 3:16 aquí morar significa estar en casa; Pablo está pidiendo que permitamos que la Palabra de Cristo se establezca, resida, tenga su asiento continuamente en nosotros y llegue a ser parte permanente de nuestras vidas. Y debe hacerlo en abundancia, abundantemente, plenamente. La Palabra de Dios debe hallar cabida permanente en nuestras vidas, no llegar a ser desplazada por las cosas del mundo.
- POR MEDIO DE UN CAMBIO DE CORAZÓN. Dice Jesús en Mateo 5:8 “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”. El término corazón se refiere al centro de nuestro ser interior, incluye los sentimientos, el pensamiento y la voluntad. Nos está hablando de la pureza interior de sus seguidores, en contraste con el ritual exterior. Si no tengo un corazón puro, mis actos externos de adoración se convierten en rituales sin sentido. Un corazón puro, produce pureza externa y no al revés; mis actos de adoración externos no pueden hacer a mi corazón puro. El ver va más allá de ver con los ojos. En el texto de Mateo 5:8 significa experimentar, gozar y conocer a Dios. Es cierto que nadie ha visto a Dios, pero los cristianos lo experimentamos en el presente con los ojos de la fe, y algún día esa fe se convertirá en vista y le veremos cara a cara (1 Juan 3:2). La Palabra de Dios nos asegura que en la Ciudad Celestial, Dios morará entre su pueblo (Apocalipsis 22:4).
CONCLUSIÓN. No podemos ver a Dios, pero examinando la creación podemos ver sus huellas por todas partes. Mirando a Cristo comprendemos su carácter que está repleto de amor, justicia y misericordia para la humanidad.
Es sólo mediante un renacimiento espiritual que incluye el creer en su mensaje, arrepentirse, confesar al Hijo y bautizarse que hace que despierten los sentidos del espíritu y que se sienta la presencia de Dios en nuestras vidas.
Todos los textos para esta reflexión fueron tomados de la Santa Biblia Reina Valera 1960
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