El deber de los hijos

Categoría: Familia | Hijos | Hogar

Fecha Publicación: May 18, 2022

Introducción

Es lamentable que, entre cristianos, debamos resolver esta clase de asuntos, exhortar a los hijos a que deben tener cuidado de los padres para cuando estos ya no pueden ver por sí mismos. Y digo lamentable, cuando han sido los padres los que han colocado toda clase de esfuerzos para sacar a sus hijos adelante, para ayudarles en todo y lograr llevar a sus hijos a lo que son hoy día.

Ahora, puede ser usted un joven o adulto que sufrió mucho a raíz de la mala educación o mal acompañamiento por parte de su padre o madre, pero esto no es motivo o excusa suficiente para evadir dicha responsabilidad que tenemos nosotros delante de Dios.

Considere:

Romanos 12:17-21 17No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. 18Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. 19No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. 20Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. 21No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.

Cuando Pablo escribe esta carta a los creyentes en roma, les dice lo que un autentico, un verdadero cristiano debe mostrar, y esto es, según el contexto, para con los hermanos, cuanto más será para con nuestros padres.

Honrar a los padres (Efesios 6:2-3)

Efesios 6:2-3 2Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

Honrar al padre y a la madre significa más que obedecerles, sobre todo si se interpreta esta obediencia en el sentido meramente externo. Es la actitud interna del hijo hacia sus padres la que se busca en el requerimiento de honrarles. Toda obediencia egoísta, o de mal agrado, o bajo terror, debe ser descartada en el acto. Honrar implica amar, estimar altamente, y mostrar un espíritu de respeto y consideración. Este honor debe ser hacia ambos padres, puesto que en lo que al hijo se refiere son iguales en autoridad[1].

En sintonía con lo anterior, la honra que deben los hijos a los padres debe ser el resultado de un corazón transformado a la imagen de Cristo, un corazón que anhele siempre la justicia y verdad de Dios, y sobre su amor y bondad para con el que está en dificultades.

El Señor Jesús, antes de morir, tuvo cuidado de su madre, no la dejo a su suerte, simplemente se ocupo de su bienestar y de alguien que viera por ella, recordemos:

Juan 19:26-27 26Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. 27Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Por lo tanto, si decimos que somos cristianos, seguidores de Cristo, tendremos cuidado de nuestros padres, de sus necesidades y su bienestar.

Reitero, esto debe ser el resultado de un corazón transformado, renovado a la imagen del Dios vivo.

Piedad con los padres

1 Timoteo 5:4 Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios.

Pablo aquí afirma que los hijos tienen una obligación compasiva con sus padres. Y profundizando más en el texto y su contexto, afirma que, por medio del adverbio “primero” o “primeramente” la necesidad crucial de que “antes de cualquier cosa” los hijos solucionen las necesidades vitales de los padres que están en dificultad. Esa es la esencia de un cristiano autentico, ejercer la piedad en su entorno familiar antes de cualquier otro asunto.

Más adelante, en el vers. 8, Pablo afirma que los que no hacen conforme a este principio, caen en un lugar de desprestigio, peor que el de un incrédulo, quienes a veces hacen mejor obra que alguien que proclama conocer a Dios.

1 Timoteo 5:8 porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.

Este ejercicio de la piedad tendrá su recompensa, no solo en esta vida como lo promete Dios, sino también en la venidera:

1 Timoteo 4:7-8 7Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; 8porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.

Con la práctica de la ayuda a la madre, a la abuela, o al padre, cumplen la obligación de la piedad. Sí Cristo, en una expresión de piedad suprema se entregó por nosotros, es natural que en el seguimiento de Sus pisadas, y en el proceso de vivir Su vida en nosotros, nos entreguemos por los nuestros ayudándoles en sus necesidades personales[2].

Además de la obligación piadosa que tenemos para con nuestros padres, tenemos una deuda de justicia. Los hijos debemos mucho a los padres (trabajo, sacrificio, esfuerzo, noches enteras cuidándonos de nuestras enfermedades, preocupación por nuestra educación, etc.) y es en esto en lo que consiste esa deuda de justicia. Devolver a nuestros padres, en sus momentos de dificultad, de estrechez, todo lo que ellos hicieron por nosotros; ahora, no como un pago, ya que el amor paterno, materno es impagable, sino más bien como un estricto deber de retorno, de devolver en atenciones lo que recibieron den cuidado y afecto.

Romanos 13:7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra.

La asistencia material es el resultado de la expresión de amor.

Notemos lo que nos dice el siguiente comentario:

Pablo habló a los hijos y nietos que tenían los medios y la responsabilidad de cuidar de los padres o abuelos ancianos. Mencionó tres hechos acerca de dar ayuda financiera a los parientes necesitados. Primero, tal ayuda es un signo de verdadera devoción o piedad. Cuidar de los padres u otros parientes ancianos es una evidencia de la misma piedad que Pablo recomendaba en 4:7. Segundo, Pablo vio la entrega de este cuidado como un pago por el cuidado anterior que los niños habían recibido. Tercero, el cuidado de las viudas mayores es agradable a Dios (ver 1 Ti 2:3 para una declaración similar).

Pablo no solo intentaba ahorrarle problemas a la iglesia, sino que instó a la descendencia descuidada a asumir la responsabilidad de sus padres. El Antiguo Testamento había exigido tal cuidado (Éx 20:12), y Jesús había enseñado su importancia (Mateo 15:4–6)[3].

Cuidado con invalidar el mandamiento de Dios

Mateo 15:3-6 3Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? 4Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. 5Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, 6ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.

La práctica corbana[4] en cuestión era la de prometer dinero u otros recursos materiales al templo para ser pagados a la muerte de uno. Por lo tanto, estos fondos no podían ser transferidos a nadie más, pero sí podían ser utilizados en beneficio propio mientras uno estuviera vivo (v. 5). La situación se torna irónica en el sentido de que las leyes de los fariseos impedían la ayuda compasiva a otros necesitados, incluidos aquellos, como los padres, a los que uno estaba más obligado[5].

La inmoralidad de aquellos era de tal dimensión que al pronunciar la palabra corbán, un hijo no sólo quedaba sin la obligación de atender a los padres, sino que, ¡mucho peor! quedaban obligados a no prestarles ayuda. El texto griego es impactante: οὐ μὴ τιμήσει τὸν πατέρα αὐτοῦ ἢ τὴν μητέρα αὐτου “de ningún modo honrará al padre o a la madre de él”. Es más los rabíes entendían que ese era un voto que no podía anularse, porque –según ellos- las cosas ofrendadas a Dios eran más importantes que las dadas a los hombres, por tanto, consagrar una cosa a Dios era suficiente para anular cualquier promesa o la más alta obligación en relación con los hombres, incluidos los deberes hacia los padres[6].

Conclusión

En conclusión, no hay nada que le permita a usted faltar con este deber que tiene para con sus padres, no hay excusa ante Dios para invalidar este mandamiento.

Cuidemos de hacer la voluntad de Dios, demos lo mejor a Él y a nuestros familiares.


[1] Hendriksen, W. (1984). Comentario al Nuevo Testamento: Efesios (p. 282). Libros Desafio.

[2] Pérez Millos, S. (2013). Comentario Exegético al Texto Griego del Nuevo Testamento: 1 y 2 Timoteo, Tito y Filemón (p. 278). Editorial CLIE.

[3] Lea, T. D., & Griffin, H. P., Jr. (2021). 1, 2 Timoteo, Tito (D. S. Dockery, Ed.; Vol. 13, 1 Ti 5:4). Editorial Tesoro Bíblico.

[4] CORBÁN Gr. 2878 korbân, κωρβᾶν, transcripción del heb. qorbán, קָרְבָּן = «ofrenda», que denota cualquier cosa consagrada u ofrecida a Dios, y particularmente el proferir un voto.

Los fariseos permitían a los hijos, y hasta es posible que los alentaran a ello, que consagraran sus propiedades a Dios, aunque después rehusaran ayudar a sus padres bajo la excusa de que sus bienes eran «corbán», o consagrados, pasando a formar parte del «tesoro de las ofrendas» o korbanâs, κωρβανᾶς (cf. Mt. 27:6). Un dicho rabínico afirmaba: «Es duro para los padres, pero la ley es clara, hay que guardar los votos». Jesús reprocha a las autoridades judías religiosas por este tipo de juramentos, que no eran sino una de las tradiciones por las que anulaban la palabra de Dios (Mc. 7:11). La fórmula exacta: «Ha sido dado [a Dios] todo aquello [mío] con que pudiera valerte», heb. qonem sheaní nihanah lekha, קוֹנֵם שְׁאָנִי נִהֲנָה לְךָ, que el evangelista traduce: doron ho eán ex emû ophelethês, δῶρον ὅ ἐὰν ἐξ ἐμοῦ ὠφεληθῇς, parece un cita literal de la > Mishnah. Ropero Berzosa, A., ed. (2013). En Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia (2a Edición, p. 496). Editorial CLIE.

[5] Blomberg, C. L. (2021). Mateo (D. S. Dockery, Ed.; Vol. 1, Mt 15:3–6). Editorial Tesoro Bíblico.

[6] Pérez Millos, S. (2009). Comentario Exegético al Texto Griego del Nuevo Testamento: Mateo (p. 1018). Editorial CLIE.

Luis Felipe Torres Muñoz

Un servidor de Cristo en la iglesia de Cristo Manizales, cristiano desde el año 1999, Casado con una gran mujer, Juliana Arboleda y bendecido con 2 hermosos hijos, Maria Camila y Juan Felipe, con el deseo firme de servir a Dios con todo mi corazón. Rogando a Dios su favor siempre y misericordía para con cada uno de mis hermanos y mi persona.

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